Faltan exactamente 2 meses y los nervios empiezan a aparecer en los entrenamientos, tu mente vuela a la isla, y en la lista escribes frases como “material obligatorio”. La incertidumbre vuelve a cobrar importancia en tu vida pero a veces es borrada por un soplo de aire fresco, mientras corres y sientes que eres tú quien decidió marcar esa fecha en el calendario. Piso por primera vez esa Isla, colmada de naturaleza casi intacta, con paisajes de enorme belleza.
La Palma es la isla verde que desprende multitud de colores bajo uno de los mejores cielos del mundo, del cual disfrutaré a las 6:00 de la mañana en la salida, rodeada de 1800 participantes que sueñan con surcarlo. Algunos mirarán embobados la imagen del cielo y la mezcla de la luz de nuestros frontales que se extiende en el horizonte, otros mirarán recordando a personas presentes y ausente y otros simplemente intentaremos guardar cada segundo en la retina.
Los entrenamientos empiezan ya a resultar duros y las ojeras marcan mi cara, el dolor en las piernas se hace latente. Cuando decides enfrentarte a un reto, sabes que estos momentos de cansancio e incluso de rozar el sufrimiento serán tus compañeros de viaje hasta cruzar ese arco Quedan aún dos meses de soñar con el terreno, colocarme otros dorsales, vivir ese día una y mil veces, sentir la altitud en mi cuerpo y frases de ” Estoy a un paso de la Isla Bonita”.