Hoy me asomo a la ventana del tiempo con un diario en las manos que me escribió mi hermana cuando me fuí a Namibia . Un diario hecho en el pasado y pensando en el futruro sin saber si acertaría pero quién mejor que ella para saber como mi alma siente ….
El viento de hoy es inquietante, mis manos están heladas y los recuerdos me golpean la cara. Hoy quiero despeinarme como el primer día que salí a correr, quiero gritar y saltar como los niños pequeños. No pensaré en lo que deseo cambiar para este 2017 sino en lo que he vivido y sentirme afortunada.
Abrazar por última vez este 2016, susurrar gracias por cada segundo y perdonarme por los errores que cometí. Emocionarme por los besos que robé y los amores furtivos que me hicieron sentir la adolescencia otra vez.
Hoy llegaré a casa y acariciaré el cutis arrugado de una madre excepcional, enferma y cansada, miraré los ojos viejos de mi padre y me perderé en ellos para volver a encontrarme. Mis sobrinos se agarrarán a mis piernas y nuevamente sentiré que el mejor regalo de mi vida, es mi familia porque tienen un amor tan puro que a veces me desgarra.
2016 ha sido un año donde he bridando siempre que una copa llegaba a mis manos porque la vida es para celebrarla cuando se está vivo por dentro. Han sido 365 días intensos de emociones, de horas sin dormir y angustia, de correr libre con amigos que me han empujado para alcanzar objetivos. De chillar con amigas de siempre y de ahora que me hacen sentir bonita cuando los días son grises.
Un año donde me ha tocado aprender nuevamente que la vida es el camino y en él reside la auténtica felicidad . Han llegado personas quizás para quedarse o no pero no me importa porque los apegos los he ido alejando y ahora sólo quiero sentirlos el tiempo que deseen estar sin mirar más allá.
Un año que me ha enseñado a decir: gracias, me perdono y te perdono, abrázame que lo necesito, ayúdame, por favor, eres maravillosa/o, basta, te quiero y me quiero. Sonríe mujer y brilla, quédate…
Cuando viajaba a Namibia ví mi reflejo sobre la ventanillla del avión y pensé si al regresar mi mirada sería diferente. Hoy vuelvo a mirarme y descubro que nada permanece igual porque nos forjamos con el paso del tiempo. Y ahora 2016 te dejo marchar libre porque me espera un nuevo año que estoy deseando recibirlo con una sonrisa para gritarle que ME SIENTO VIVA.