A veces necesitamos levantar la vista y mirar más allá de lo que tenemos en frente, a veces debemos quitarnos los auriculares y dejar pasar las palabras de los demás, a veces debemos parar y beber de las personas para descubrir que existen los héroes de verdad, sin máscaras ni trajes apretados que luchan cada día por superarse y con ello nos ayudan a los demás con sus ejemplos. A esos héroes quiero dedicar esta crónica de la carrera, La Pretoriana.
Esta carrera tenía un motivo solidario, una vez más las personas se agrupaban para crear grandes cosas, y es que el ser humano tiene en sus manos la posibilidad de cambiar el mundo. Podríamos ser negativos y decir que no queremos, pero cuando hay personas que dan el paso para conseguirlo, la esperanza nace en el corazón de muchos.
Esta prueba llegó a mí de pura causalidad, no había querido inscribirme porque arrastraba problemas en los huesos de los pies, pero dos días antes hablando con Coco, presidente del Club de Los Jartibles me hizo una propuesta y consiguió que pudiera estar presente como invitada en la charla coloquio, previa a la prueba junto a dos grandes personas y deportistas, Ivan Vivo y Fali Coleta para hablar sobre ultrafondo.
Fue una charla nacida de mi corazón, escuchaba a mis compañeros hablar de grandes cimas coronadas, pruebas míticas y como sus miradas cambiaban ante cierto nombres porque su mente traía de nuevo experiencias que los marcaron y aprendieron para siempre.Tocó mi turno y decidí que hablase mi corazón que en ese momento antes much@s runners latía fuerte. Podría haber dicho muchas cosas pero solo quería hablar de emociones , que son las que nos marcan en la vida, de lo mucho que sentimos frente a lo que nos ocurre cuando damos ese paso y saltamos a la larga distancia. Sin querer vamos cambiando y la lejanía nos parece lo más cercano que podremos tener , las necesidades van girando y las ansias por volar sobre paisajes escarpados aumentan. Corremos y nos expresamos, cuando el enfado está alojado en nuestro interior deseamos que llegue una bajada tan fuerte que nos vacíe, cuando nos sentimos eufóricos deseamos correr por un prado verde donde los pies se inunden del agua de las últimas lluvia y cuando deseamos solo pensar.. encontramos la gran subida que hará callar y sumirte en los pensamientos.
Llegó la gran mañana, una vez más en el cajón de salida con mi amigo Santi y muchos otros que en ese día se convertirían en algo más que en compañeros. No sé porque ocurre pero cuando compartes kilómetros con personas, donde hablamos de nuestras vidas, sueños, vivencias… todo cambia con respectos a ellas y pasan a tener un nombre que al recordarla sonríes, porque supo entenderte y ofrecerte el agua fresca de su camelbak.
Comenzó la carrera al amanecer y el frescor estaba latente, las conversaciones se iniciaban y el único pensamiento era avanzar para quitarnos los kilómetros antes, temiendo nuestro peor enemigo, la calor.
Antonio una gran persona, llena de bondad, con ganas de vivir estuvo a mi lado durante 70 km ¿como darle las gracias?,¿ como explicarle lo que siento?.. en los momentos duros añoras olores,personas, palabras y cuando alguien consigue borrar todo eso con una sonrisa, sabes que es la persona adecuada para compartir esos momentos contigo. Gracias
Seguimos entre pinares bellos de encanto, de frescor, que pensaré en ellos siempre por lo que sentí. Simplemente pensé en mi madre que llevaba una semana enferma. La palabra Madre, es muy grande pero es que la mía la puedo decir a voz en grito y en mayúsculas. A veces con solo mirarla las lágrimas me brotan y es tanta la pasión que tengo por ella. Apoya mis locuras, me quita los palos y el beso está presente en sus labios. No son besos cualquiera, son dados con todo lo que se puede querer a alguien. Ella entiende que me parió libre, y así continuaré el resto de mis días. Me puse mi música y sonó su canción de Carusso,que bella y la imaginé en la meta esperándome con sus silbidos de fans y su enternecedora locura.
Los kilómetros comenzaban a notarse y el calor hacía mella en nuestras piernas, deseábamos llegar a los puntos de control y refrescarnos. Hubo una parte que se hizo bastante crítica porque la sombra no nos acompañaba, así que me tocó tirar de recursos y pensar en mi vida, y en todo lo que me rodea . No dejo de sorprenderme con la cantidad de personas que generan tantas emociones en mí, pensé en mis amigos que me empujan en cada reto y ponen un motivo en mi vida para vivir, en mi familia que amo, en mi socio que siempre me recuerda lo que buscamos, en personas del pasado y en las que se asoman cada día a la puerta de mi alma.
Antonio seguía animándome y ambos charlábamos para olvidarnos del calor, de repente oímos la voz de Fali que llegó como agua de Mayo. Juntos comenzamos la recta final de esa prueba, ya solo quedaba apretar dientes y restar kilómetros. Sus historias hicieron que todo pasara más rápido y aprender de Fali fue un lujo, gracias por compartir.
Ya casi estábamos ahí, un último empujón y sería nuestra la carrera, en la meta me esperaba «Mi princesa Alicia» para entrar a mi lado. Corrí más rápido para llegar a ella, besarla y abrazarla, sentir que todo llegaba a su final y que el sabor de mi boca seguí siendo dulce… 70 kilómetros donde había disfrutado, echaba tanto de menos esa sensación.
Últimos metros, miré al cielo y mis ojos encontraron en el arco de meta caras conocidas, mis niñ@s del curso. Gracias por creer en lo que hago, gracias Jesús por tu mirada de respeto, Gracias Inés por cuidarme aún sin tú saberlo, Gracias José Ángel por entregarme tus llaves que me acompañaron recordándome que existen los verdaderos héroes.
Sentí que no corría sino que volaba con dos personas maravillosas, y por fín crucé el arco, donde todos nos abrazamos y sobraban las palabras porque nuestras miradas hablaban… Me refugié en los brazos de alguien que me vió nacer, mi tía, la cual me hizo dos grandes regalos, la voz de mi madre al teléfono, donde una vez más podía decirle: Madre, lo conseguí y un beso cálido, lleno de ternura que me hizo regresar a mi infancia. Sentí en esos momentos que necesitaba ser cuidada..
La meta estaba colmada de grandes sorpresas, me esperaba una amiga con lágrimas en los ojos, una sonrisa que traspasaba fronteras, por primera vez ella estaba físicamente presente en una meta. Gracias Maria José por quererme de esa manera.
Cuando termina una carrera y va pasando el tiempo es verdaderamente cuando asimilas y recuerdas mejor los motivos por los que haces estas cosas e incluso el porqué se aguantan en muchas situaciones. Yo me doy cuenta que mi motor sois vosotr@s, los héroes como decía al principio que lucha por sus sueños, por vivir, que plantan la bandera del no conformismo.
Gracias a Vero por empujarme a seguir, a Alvaro Cuadrado por hacerme niebla, a mis compañeros de aventuras, al Club Los Jartibles y Los Pretorianos y gracias a los que hacéis de cada día un mundo mejor.